INTERACTUAR CON EXTRAÑOS
- jramonvera
- 13 jun 2016
- 2 Min. de lectura

De pequeños, nuestros padres, siempre insistían en que no habláramos con extraños y, mucho menos, irnos con ellos. Sabio consejo. De mayor, a veces, te ves obligado a hacerlo. A mí nunca me gustó, soy...era muy, muy tímido. Ahora que he entrado en el maravilloso mundo de la literatura puedo decir que estoy experimentando sensaciones geniales, indescriptibles e imposibles de imaginar para mi yo infante, cuando hablo con desconocidos sobre "Autocompasión de un tonto con suerte".
Hablar con amigos o la familia sobre algo que has escrito, y más si casi todos lo han leído y les ha gustado, es reconfortante, pero no sabes que porcentaje de cariño han puesto en su lectura y si son objetivos del todo. Es muy difícil juzgar algo de un ser querido. Por eso valoro tanto las opiniones de gente a la que no voy a volver a ver, gente que te dice que tu libro le ha gustado, que se ha reído mucho o incluso que dejó de leerlo porque era una mierda (que también ha pasado). Los extraños te juzgan objetivamente.
Llevo un poco de control sobre los libros que he ido vendiendo. Aunque para mí sean muchos aún son lo suficientemente pocos como para llevar el control. La mayoría lo han comprado gente cercana: amigos, familia, etc. Muchos han repetido y me han comprado otro para regalar. El boca a boca funciona, pienso cada vez que esto ocurre. !Genial!. Y después hay un pequeño grupo de personas, no creo que pase de 25, que sin conocerme, algunos sin ni siquiera verme la cara, han comprado mi novela. Esos 25, tienen un valor especial. Son personas que han leído la sinopsis del libro, o lo han ojeado y han decidido pagar los 18 euros que vale. Son 25 personas que no tienen ningún compromiso conmigo, que no conocen a nadie que me conozca, que simplemente, de todos los libros que hay en el mundo para comprar, han elegido el mío. Esa sensación de compartir algo con gente que no conoces, tener ese vínculo con ese desconocido, es la leche.
Bình luận