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Las elecciones y yo

Hoy iba a hablar sobre Mari Carmen, la secuoya de California que tengo en mi casa. Esta semana, mi conífera cupressaceae ha llegado a los 70 metros, pero como he perdido la foto que siempre llevo encima junto a la de mi hija y la de mi primera novela, no puedo enseñaros como es de bonito y espectacular mi arbolito perennifolio y dudo que me creáis, sobretodo los que habéis visto las dimensiones de mi piso. Es por ello que voy a hablar de algo que se celebra cada 4 años, como los JJOO, pero cuya principal diferencia con la fiesta del deporte es que, extrañamente, ganan siempre todos, lo cual es francamente desconcertante. Si amiguitos, hoy vamos a hablar de LAS ELECCIONES. Esa palabra que tiene una sola letra diferente respecto a las erecciones y que, sin embargo, son antónimas.

Lo que viene siendo la democracia se originó en la antigua Grecia, cuando el Partenón estaba nuevecito y daba gloria verle las columnas. Se inventaron algo para hacer como que el populacho decidía algo. Lo típico del griego: demo>pueblo, kratia> poder. Años más tarde esa cosa tan bonita ha mutado en que la plebe pueda elegir, sin criterio alguno, a los ganadores de Eurovisión, GH y OT o hacer que Carmena pierda. En cualquier caso, el rasgo típico de la democracia, en cualquiera de sus formatos, es que casi nunca ganan los que yo voto.

Las elecciones es una cosa muy bonita. No es como mirar un atardecer, o follar... Ni podemos catalogarlo de haiku visual, pero mola porque te hace sentir que puedes cambiar las cosas o que tienes un ligero poder... no como en el trabajo o en casa. Lo malo es que ese poder se divide entre un montón más de gente y tu voto, por la razón que solo saben el señor D'Hondt y su ley, vale menos que el de uno de Lleida o Girona. No confundir ley D'Hondt con la ley de Ohm que dice que V=R·I, sería absurdo. Es importante vocalizar, amiguitos.

Mi equipo de investigación y yo hemos analizado la realidad electoral desde todos los ángulos posibles y de una forma aséptica, profesional y objetiva obviando que los partidos de izquierdas son los buenos y los de derechas los malos. Ahí van los resultados:

PARTIDOS POLÍTICOS: Los únicos a los que la fiesta de la democracia se la pone dura. Aunque la mayoría están compuestos de buenas personas que reciclan y todo eso, lo cierto es que talan medio amazonas para llenarte el buzón de propaganda que tiras a la basura, sin mirar, porque ya sabes a quien vas a votar. La mayoría quiere ganar para buscarle un trabajo a su cuñado pero también los hay que tratan de hacer el bien arreglando aceras y papeleras. Estos últimos no suelen tener bigote, llámalo casualidad. Es muy divertido ver como hacen mítines donde solo va gente que piensa como ellos, que les aplauden mucho, que les tiran ropa interior y que les vitorean como si de un concierto de Miguel Bosé se tratase. Otra cosa ¿Quien elige las fotos para los carteles electorales? Igual alguno debería salir mucho más lejos en la foto, no hacen falta siempre primeros planos. Desde aquí lanzo la idea para los carteles de los pies descalzos de, por ejemplo, Pablito Casado, en una sesión del congreso, con el lema "aquí... Sufriendo". Mención a parte para los de Pacma. Ardo en deseo de ver cómo gobernarían si ganaran en algún sitio. Es más, ardo en deseos de ver a alguno de sus interventores... O representantes...o algo. Cuando pienso en ellos me sale en la cabeza escenas de cuando las asambleas de "Rebelión en la granja".

PRESIDENTE DE MESA: en un país donde ser presidente significa algo resulta, paradojas de la vida, que el presidente de mesa pinta lo mismo que la monarquía en la política nacional, es decir: NADA. Cualquiera que sepa leer, tenga un DNI y que no esté hospitalizado puede valer, y con eso esta todo dicho. Al igual que los vocales, tienen la obligación de sentar las bases de la elección de unos gobernantes que permiten que te paguen la hora de mesa (en festivo) a 4,5 euros la hora... Viva, bravo y hasta hurra.

VOCALES: Al igual que el presi, van encantados de poder participar en la fiesta de la democracia. Tan "encantados" van que hasta les tienen que pagar. A veces, si se juntan los astros, puede ser que haya elecciones a principios de octubre donde se presenten voluntarios... pero solo te cogen si vas con lacito amarillo y no todo el mundo tiene lazos amarillos en casa. Las primeras 4 horas de estar allí solo hay un tema de conversación: ¿Por que cojones no van de mesa los parados o gente que necesite la pasta? Pasadas esas 4 horas ya vuelves a hablar de fútbol y de la Pantoja en Supervivientes. No hay boda que valga para librarte, aunque te hayas gastado 1500 euros en trajes, despedida de soltero y regalos. No soy un experto en mates pero diría que 65€ es menos de 1500€... Así, a ojo.

LOS SUPLENTES: el síntoma más claro de que las jornadas electorales son defectuosas es la presencia de los suplentes. Los hacen presentarse a primera hora por si no viene el titular. Si alguien llamara el día de antes a los suplentes para decirles "ven" o "no vengas, sálvate tú que para mí ya es tarde", no tendrían que despertarse al amanecer para ir a ver si algún titular ha muerto. No puedes hacer planes por si acaso pringas, pero tampoco te libras de la comunión de tu sobrino o de ir a la playa, porque si deseas con todas tus fuerzas que te cojan, nunca lo hacen. Se da la circunstancia que si eres suplente, lo serás las próximas 4 o 5 veces... Hasta que te falle un titular y entres tú. Solo entonces te quitan de ese bucle espacio-electo-temporal en el que se convertirá tu vida. En mi casa estuvimos 6 años seguidos yendo mi mujer y/o yo (ojo...o los dos, con un bebé de meses) como suplentes de todas las elecciones. Al de correos que nos traía las convocatorias lo hicimos padrino de nuestra hija. Tienes que estar a las ocho para que te digan a las ocho y cinco que te vayas a tu casa... Entonces piensas: oye, pues voto ya y así me puedo volver a la cama a las ocho y cuarto, ahora que todavía me queda sueño en los ojos... Pero te dicen que una mierda para ti, que hasta las nueve, nada. Del disgusto te desvelas y te tomas un bacon con queso en el primer bar que encuentras abierto. Pagas el bocadillo con tu dinero porque a ti no te pagan el madrugón ni el estar de guardia por si a un vocal le da un infarto de miocardio o se pone de parto.

EL INTERVENTOR o APODERADO: se le reconoce por llevar un identificación al cuello, cosa que mola mucho. Están ahí para que no se haga trampas y para asegurarse que el presidente de la mesa sabe sumar. O si no sabe, que no se equivoque en su contra. Pierden todo el día allí ayudando a la democracia de la manera más ingrata que hay: vigilando que todos los montoncitos de votos de los partidos estén igual de altos.

VOTANTE: la parte importante. Hay de tres tipos, el que coge 4 papeletas diferentes y se va tras la cortina para que sus vecinos no sepa a quien vota. El que coge lentamente su papeleta asegurándose que todos los presentes sepan a quien vota (esta gente sobretodo vota a Vox y Pacma, a las estadísticas me remito) y mis preferidos, los que vienen con el sobre ya cerradito de casa. Estos últimos se subdividen en dos: el patriarca de la familia que ha preparado el sobre para todos los miembros de su casa, asegurándose así que se vote correcta y religiosamente a quien él quiere (hay muchos más de estos de los que imaginamos), y el joven que vota nulo pero haciendo una gracia. Sus sobres suelen llevar lonchas de chorizo o papel higiénico manchado. Es posible que también ponga dentro un papel en blanco con el nombre de Bob Esponja (la vez que yo fui mesa, el bueno de Bob acabó con tres votazos), Messi, Emilio Aragón, Leticia Sabater o el Dioni, dándole la importancia que merece al acto de votar.

Podría hablar del voto por correo pero es que ni mi equipo de investigación ni yo hemos podido estudiarlo. Creo que hay que hacer una instancia, poner la sangre de una doncella, las escamas de un dragón y hacer un acto de fe para que tu voto cuente. Una quimera, amiguitos... Una quimera.

PD: Mi voto, como siempre, va para Roger Wilson. De política no sabe mucho pero mataría por verle hacer caricaturas de Aznar en los congresos.

PD2: esta reflexión contiene trazas de realidad. Ningún vocal ha sufrido daño alguno en el transcurso de la investigación... Y menos mal, porque yo iba de suplente.


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