Las americanadas y yo
Hoy, en el día mundial de las locuciones adverbiales, quiero contaros que el malllamado teorema de Bayes, es mío. Lo descubrí yo. A Thomas Bayes no se le hubiera ocurrido nunca lo de la probabilidad condicional de un elemento aleatorio A dado B, en términos de la distribución de probabilidad condicional del evento B dado A... Porque Thomas Baye no hubiera visto, ni de lejos, una probabilidad condicionada si no se la hubiera puesto yo delante de sus morritos. Pero bueno, nunca me acuerdo que el mundo de la ciencia es cruel. Por ello, para olvidar a Thomas, hoy quiero hablar de esas grandes atrocidades que hacen de algunas escenas cinematográficas un auténtico vodevil. Sí amiguitos, hoy hablaremos de las GRANDES MENTIRAS DEL CINE AMERICANO.
Desde que el cine es cine, siempre ha intentado colarnos todo como real: dinosaurios, tornados, tsunamis, las abdominales del Brad Pitt, etc... Cuando parecía que había algo de verdad, por fin, como era el amor entre Jack y Rose en Titanic, va la tía y no le deja subir a la tabla al pobre chaval, zanjando así el debate sobre si su amor era real y/o posible. El murió congelado según los forenses... Pero yo creo que su corazón dejó de latir mucho antes, se lo destrozó aquella mujer fría y sin sentimientos que quería su 3 metros cuadrados de madera solo para ella. Decía, antes de andarme por las ramas, que en el cine, aún sabiendo que todo es mentira, nos gusta que parezca real, por eso nos molestan tanto esos pequeños fallos que restan credibilidad al argumento. Mi equipo de investigación y yo hemos analizado las principales chapuzas fílmicas Hollywoodianas
Las armas: aceptamos que todo el mundo vaya armado, pero no podemos pasar por alto varias cosas. Obviamente, la primera es qué pasaría si tú te metes una pistola en la espalda, sujeta solo por el cinturón. Pues pasaría lo mismo que si te tocan la espalda con las manos heladas, que haces un gritito nada digno, arqueas la espalda y te cagas en Dios y en todas las celebraciones del Pentecostés. Las pistolas son de metal y el metal está frío, eso es así. Además, correr con eso en la espalda solo sujeto por la goma del pantalón, debe ser muy difícil. Corres el riesgo de perder el arma, o peor, de que se te meta por dentro del pantalón, siendo esto motivo de burlas por parte de los malotes a los que tratas de matar. Llevarla por delante del pantalón tampoco es práctico. Por muchas abdominales que tengas te imposibilita agacharte y, si lo haces, te darás un pellizco con el arma (fría) o se te incrustará en la zona pélvica. Prefieres un balazo a eso, créeme. Otro día hablaremos de la posibilidad real de abrir un candado con un disparo, pero para abrir debate ya os adelanto que es imposible.
El sexo: en las pelis americanas follan bonito. La coreografía sexual es una pasada a pesar de follar con ropa interior y sin calcetines, justo al revés que en España. Ella siempre llega al orgasmo y él, machos alfa en su mayoría, se corre a la misma vez, porque mola más. Hacer el amor con sujetador es raro, porque a los hombres (a muchas mujeres también, pero en el cine USA no las hay) les molan las tetas y es lo primero que queremos ver. Algunas veces se lo quitan, pero después, cuando salen de la cama se tapan todo el cuerpo con el edredón, para que el que la acaba de hacer llegar al climax no pueda volver a verla desnuda... cosas de americanos. Ellos igual, salen de la cama y se tapan el pene y el culo. Esto yo también lo haría si no fuese porque soy racional y porque después, hacer la cama con las sábanas salidas, es una mierda. Pero las estrellas americanas no hacen las camas... Bueno, igual Jacky Chan sí, me cuesta imaginármelo dejando que otros hagan su trabajo.
Coches: ¿habéis visto alguna peli donde el prota de vueltas y vueltas buscando aparcar? ¿habéis visto algún film donde un coche esté en un parking y este no esté prácticamente desierto? ¿habéis visto alguna vez en una película aparcar en zona azul? La respuesta a las tres preguntas es no. En cambio, para darle realismo a la historia, cada vez que hay una persecución destrozan un puesto de sandías, que deben haber a billones por las carreteras de los EEUU. Lo raro es que al chocar con las famosas cucurbitaceas no exploten los coches, con la facilidad que tienen los autos americanos para estallar al mínimo rasguño.
Los malos: nada me da más rabia que encontrarme con un genio del mal, frío y calculador, que no comete ni un fallo... Y que cuando va a matar al bueno, se ponga a dar un discursito para que de tiempo al protagonista para decir una frase ingeniosa y soltarse. Joder, ¡¡métele un puto tiro sin más, como has hecho con los otros 223 tíos que has matado antes!! ¡A John McKlein no puedes darle dos minutos porque te va a matar, so lerdo! Es indignante. Además, el malo malísimo y el bueno buenísimo necesitan 3 o 4 tiros en el pecho, un baño en ácido sulfúrico y que le arranquen el corazón para morir. Sin embargo, a los esbirros del villano le pones dos capítulos de Dora la exploradora y caen fulminados. Un poco de coherencia, por favor.
Otros: podría hablar de otros pufos cinematográficos como cuando uno pierde la consciencia dos días en medio de un bosque y se despierta sin tener los pantalones manchados de meados, lo bonicas que se levantan las actrices por la mañana o las chicas guapísimas a las que quieren afear con gafas y braquets para después quitárselos y que parezcan un cisne... Pero eso será otro viernes por la mañana, con la fresquita.
PD: y qué me decís de las películas de dibujos en las que no dibuja Roger Wilson... ¡¡Un timo!!! Y encima no devuelven el dinero de las entradas, ya lo he preguntado.
PD2: Esta reflexión puede contener trazas de realidad. Íbamos a hacer daño al prota de una película, pero le hemos empezado a explicar cómo íbamos a matarle y le ha dado tiempo a aflojarse las bridas, escaparse y ponernos un capítulo de Dora.
