El café y yo
- jramonvera
- 25 ene 2018
- 5 Min. de lectura
Hoy me hubiera gustado hablar de la complejidad de la teoría de cuerdas y su futura utilidad, en la que estoy trabajando, para hacer el mejor y más sabroso de los gazpachos, pero qué demonios... es viernes y el cuerpo me pide marcha, cachondeo y "xerinola". No os quiero aburrir con las sumas, restas, mínimos como un múltiplo o quebrados que esta teoría conlleva así que hoy voy a hablaros de lo más importante de la vida, el secreto de la felicidad. Si amiguitos, hoy voy a hablaros del CAFÉ, lo mejor que le ha pasado a la humanidad en toda su historia, muy por encima de su más inmediatos perseguidores: los fraggel rock y la mayonesa.
Voy a intentar hacer de investigador objetivo y trataré de no dejarme llevar por el aroma embriagador y el sabor orgásmico del oro negro al que muchos llaman café, pero creo que no lo voy a conseguir. Recuerdo mi primer café. 13 de julio de 1994, tenía yo 17 añitos. Estaba trabajando en una empresa de mierdas de esas que no se comen, algo de recambios para coches. Al acabar de comer en la cantina de la empresa vi que mi amigo Javi se levantaba y se dirigía a una cola de gente. Alcé la vista y vi algo maravilloso, una máquina que brillaba y relucía. Parecía un becerro dorado al que todos iban a adorar. No pude apartar la vista de aquella cosa y estaba deseando acabar mi postre para ir a ver que era. Al hacerlo, su mejestuosidad y belleza me impresionaron y quise saborear el fruto de tan bello artefacto. Pero la realidad, una vez más, volvió a darme una colleja. No tenía suficiente dinero para una de las chocolatina de esa máquina y me tuve que ir a la de al lado, una pequeñita y sucia que por 30 pesetas me daba un liquido oscuro. Como sí tenía 30 pesetas y no tenía paladar decidí arriesgarme. Y es lo mejor que he hecho en mi vida.
El cafè, el red bull de las personas serias, es ese compañero que te ayudada a estudiar, esa madre que te ayuda a levantarte, ese amigo con el que irte a los bares y esa cosa caliente que llevarse a la boca cuando hace frío o no tienes pareja. Es Dios.
Mi equipo de investigación ha separado la parte religiosa de la social y ha desarrollado un concienzudo trabajo científico al que hemos llamado "América nos ha dado a Trump y Halloween. Para compensarnos por esto, nos ha dado también el café". Aquí va:
Café solo: el café de los muy cafeteros que por poco más de un euro quieren un chupito de algo muy caliente. A este café se le llama "solo" porque los que lo toman no mojan nada dentro, ni una triste galleta. Este tipo de café mezclado con tabaco ha hecho mucho daño a los lavabos de los bares. Suelen tomarlo los hombres muy hombres y los estudiantes que quieren autoconvencerse de que si duermes menos horas, estudias más.
Cortado: al igual que los tejanos, pega con todo y puedes tomarlo a cualquier hora. Se llama así porque el nombre "bebida marronosa" ya estaba cogido. Si la gente que bebe alcohol suele empezar bebiendo cerveza, los que tomamos café, por lo general, hemos empezado por el cortado. La industria de los vasos de cortado es la que menos ha evolucionado en los últimos 100 años.
Cafe con leche: el postre de los campeones. Ideal para mojar colesterol y para quitar el frío. Corres el riesgo de que el camarero de turno caliente la leche en las calderas del infierno y no puedas acercarte a la taza (o vaso) en media hora, así que al pedirlo tienes que asegurarte de no tener prisa. Cuando muera quiero que tiren mis restos en un gran bol de café con leche. Camareros del mundo, por favor, poned dos sobres de azucar. Poner uno es de ser muy ruin.
Café con hielo: le eterna lucha entre el bien y el mal. Por un lado los clientes que pedimos café con hielo porque nos apetece el café frío (de ahí lo del hielo) y por otro los camareros que te ponen un solo cubito de hielo para que disfrutes de tu cafe tibio mientras ríen por dentro y te dicen "jódete, cabrón". Señores, el hielo es agua, es barato, ¡poned más cubitos que un café templadito es una puta mierda! Llevo luchando por los derechos de los cafés fríos desde el 98 y sé que tengo perdida esta batalla. Además, como el pueblo no sale a las calles a protestar por cosas importantes como esta pues estoy empezando a perder la esperanza... Tanto en el café frío como en la humanidad.
Desgraciado: el café para gente que no le gusta el café o para la gente triste que no tiene ganas de vivir. La obra cumbre de este sucedanio es el café descafeinado, con leche desnatada y sacarina. En los últimos tiempos se ha ampliado la desgracia al azucar moreno y a la leche de soja. A los que lo toman así les ha podido la desidia y la melancolía. Deberían tomar una tila o algo que no contenga la palabra sagrada CAFÉ o que no le den ganas al camarero, que se pasa un cuarto de hora apuntando ese pedido, de escupir en sus vasos para darle algo de sabor a su mejunje.
Carajillos o Trifásicos: es lo que piden los que quieren coñac, anís o similares y quieren disimular. Muy recomendable para desayunar si te levantas al amanecer y alguien, alguna vez, te ha dicho "¿tan temprano y ya bebiendo?". Juntarlo con café es un jugada maestra. El café irlandés es parecido pero se toma después de las comidas familiares o con amigos, cuando sabes que acabarás nadando entre Gin-tonics. Es para que tu estómago se vaya acostumbrando y no entre en shock si después del postre tomas alcohol.
Café de maquina: es el café que te tomas para hacer tiempo si, por ejemplo, esperas el tren. Pierdes 2 minutos muy buenos. Si por el contrario, estás trabajando y hay una máquina de café en el curro, esos 2 minutos que se tarda se convierten en 23 por arte de magia. Dicen que está asqueroso, pero a mí me gustan.
Hay más variantes y posibilidades pero estas son las más frecuentes. Todas son buenas opciones y cada una tiene su momento, pero el mejor café de todos es el de casa de la abuela, donde el café va acompañado de torrijas, magdalenas , churros, galletas, pestiños, cruasanes y unos San jacobos. Ese es el café bueno.
Hay personas que no toman...Dios se apiade de sus almas.
PD: estas reflexiones pueden contener trazas de realidad.

























Comentarios