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El cine y yo

  • Foto del escritor: jramonvera
    jramonvera
  • 20 jul 2018
  • 6 Min. de lectura

Como todos sabréis, en mecánica cuántica, el principio de incertidumbre de Heisenberg establece la imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas observables y complementarias sean conocidas con precisión arbitraria. Obviamente no se puede determinar, en términos de la física cuántica, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, la posición y el momento lineal de un objeto dado. En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su momento lineal y, por tanto, su masa y velocidad. Me agarro a este concepto para hablar de eso que dan en Antena 3 al mediodía y que, sin ningún tipo de escrúpulo, etiquetan con el mismo nombre que a los trabajos de Berlanga o los hermanos Cohen. Sí amiguitos, hoy voy a hablaros de CINE, ese arte que ha dado de comer a Liberto Rabal y a Sofía Coppola y que todos relacionamos con el principio de incertidumbre porque, asumámoslo, somos muy primarios. Hubo un tiempo en el que la gente normal podía permitirse ir a un cine de vez en cuando, un tiempo donde las películas reunían a la familia en el sofá en prime time, un tiempo donde había pelis que no formaban parte de sagas o trilogías, un tiempo donde Clint podía ser un tipo duro sin haber pisado un gimnasio y donde a las actrices tampoco podían envejecer. En definitiva, hubo un tiempo donde en el cine yankee existían, o eso se decía, seres mitológicos llamadas guionistas. Para los que solo ven youtube recordaré que una película se parece a una obra de teatro solo que con explosiones, dinosaurios y tios en mallas con superpoderes. Alguno pensará que si quiere ver hombres es mallas puede ir al gimnasio o hacerse runner, pero eso lo decís solo porque no habéis visto lo guapo que es Thor. Hoy, mi equipo de investigación y yo vamos a reducir al cine al mínimo exponente y os vamos a desgranar cómo se obtiene una película de éxito (¡ojo! que no es lo mismo.que una buena película). Tomad nota, futuros Almodóvares. Lo primero que tenemos que hacer es coger un agraciado varón y hacer que se mueva. Pensad que cada cuadrado en sus abdominales es un 0 más en la recaudación. Este varón no tiene porqué saber actuar mientras se saque la camisa de vez en cuando. Esta premisa podéis verla en grandes éxitos como Dirty Dancing, Oficial y Caballero o a Tres metros sobre el cielo, donde actores mediocres movían sus esculpidos músculos torneados en las fábricas de dioses griegos. El actor puede no ser especialmente guapo siempre que hable de sentimientos y amor, en ese momento parecerá más guapo de lo que es (sí, lo sé, de repente os ha venido a la cabeza Ryan Gosling), es lo que yo llamo Efecto Alejandro Sanz. Recordad: La fama de guarros es para nosotros pero las que pagan en taquilla para ver carne son ellas. La actriz, con ser mona puede valer, pero no puede ser fea ni gorda a no ser que la película vaya de chachas. La chica de la peli debe ser lo suficiente guapa para que conquiste al macho alfa pero no extremadamente atractiva pues debe dar a entender que cualquier chica normal puede acabar con el Di Caprio de turno. Algunos directores se han atrevido a poner mujeres de pechos generosos como la Johansson o la Jolie pero asumámoslo, no recordamos ni una peli de ellas y sí de Julia Roberts, Meg Ryan o Sandra Bullock. Recordad que la vida laboral de una actriz dura menos que la de un futbolista. Solo pueden actuar hasta los 40, después ya son demasiado viejas para hacer de parejas de Tom Cruise o Richard Gere, aunque estos tengan edad de estar jubilados. Las operaciones de botox ayudan solo si les interesa el papel del fantasma de la ópera o de malo en viernes 13. En una peli de éxito debe haber más personajes. Imprescindibles son la amiga fiestera, el amigo salido y el viejo cascarrabias. Debéis tener en cuenta que si es una obra coral debéis poner asiáticos, negros, gordos y gays. No aportan nada especial a una peli sobre extraterrestres que matan humanos en submarinos durante la II Guerra Mundial pero ponen esa dosis de discriminación positiva que tanto gusta en Hollywood. Los malos deben ser muy malos y con acentos raros y las malas deben ser guapas y morenas, salvo si es una peli de adolescentes, en esas las malas son siempre rubias (el color de pelo es imprescindible para elegir bando, esto es así). El guion no es necesario. Películas sobre apellidos vascos o sombras de millonarios no lo tienen y han funcionado en taquilla. En todo éxito que se precie debe haber una historia de amor. Vale casi cualquier historia siempre que sea heterosexual o entre personas de la misma raza. Los besos gays y black&white no dan bien en pantalla. Historias de amor entre putas y millonarios, hombre de clase baja y mujer de clase alta en un barco para millonarios, chicas dulces y millonarios a los que les gusta dar cachetes... Toda vale cuando se trata de amor. Otra cosa imprescindible son las dosis de acción. Si no hay acción o baile no hay músculos sudorosos en movimiento y eso no es lo que queremos. Peleas, bailes y salidas airosas de muertes seguras te dan 60 minutos de metraje donde no hace falta currarse un guion con dialogo. Hay que ahorrar por algún lado. Si tenemos fuego, sangre, explosiones y monstruos radioactivos no hace falta nada más que improvisación... ¿o no creéis en la improvisación? Chuck Norris y Steven Seagal si creen en ella. Tener Banda Sonora está muy bien pero al menos que puedas contar con genios como John Williams, Ennio Morricone o Maluma no merece la pena pagar por ello. Nadie se fijará salvo frikazos de la talla de mi señora, de Sonia López Gómez o de Cinéfilo Nato. Si la película es española, ya puedes poner a Mozart al piano que con su calidad de sonido parecerá María Jesús y su acordeón. Hoy día, desgraciadamente, el 92% de un peli es una pantalla verde, y cuando digo esto no me estoy refiriendo a cines X. Las escenas de acción, los movimientos faciales de los actores enbotoxados, las Casas Blancas destrozadas, los fuegos y los láseres, los extraterrestres, los gorilas gigantes, etc... Están hechos todos por ordenador y croma. Sí, también la anatomía de Hugh Jackman. El cine tiene de real lo mismo que una República tiene de Real. Antes ponías a muñecajos de Jim Henson e ibas tirando, pero ahora eso ya no vale. Quedan patéticos y asustan a los niños acostumbrados a dragones prácticamente perfectos, y eso no es lo que queremos. Por último y no por ello menos importante, os revelaré las claves finales para que tu película sea la hostia puta: perros, uniformes, tetas y alienígenas (PUTA). Una dosis de estos 4 elementos y Steven Spielberg te hará de chófer en la próxima edición de los Oscars... Un perro divierte y enternece, un uniforme mola, unas buenas tetas seducen y los alienígenas siempre funcionan, por la razón que sea (todos recordamos a Mi Amigo Mac). Hombre, si pones a Jennifer Lawrence tienes mucho ganado también. Si le acompaña un perro, ya lo petas. Resumiendo, el cine tiene un huevo de años y en todo este tiempo solo ha habido un Grease (decente), dos Junglas de Cristal muy buenas, un Fargo, un Paul Newman, una Sofía Loren y media docena de míticas películas de Pajares y Esteso. Hacer una gran peli es más difícil de lo que pudiera parecer viendo 2 Tontos Muy Tontos pero si sigues mis consejos tienes más posibilidades de conseguir un Bolbaster...blocktaste...volobastes... ¡Una película de éxito! PD: esta reflexión puede contener trazas de realidad. Ningún actor ha sufrido daño en el transcurso de la investigación porque hemos usado dobles en las escenas de acción. PD2: Soy consciente de las 2 referencias que he hecho a 50 Sombras de Grey en esta reflexión sobre del cine. N

o sé que me ha podido pasar. No volverá a suceder. PD3: La Delgada Linea Roja no es cine, se pongan como se pongan los críticos que van de listillos. Es una mierda.

 
 
 

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