Los bebés y yo
- jramonvera
- 14 sept 2018
- 5 Min. de lectura
Hoy quería usar este espacio que me doy a mí mismo para hablar sobre por qué Simone Biles marcará una nueva era en la gimnasia, pero creo que ya es un tema lo suficientemente manido como para que yo vaya haciendo hincapié en él. Por eso, hoy me lanzo al barro, a pecho descubierto, para hablar de esos seres vivos que no nos aportan nada y sin embargo adoramos. ¿Messi? Tentador pero no ¿Las plantas? Casi ¿Las mascotas? Próximamente, pero no hoy. No amiguitos, hoy voy a hablaros de los BEBÉS, esas bolas de carne que harán de tu vida un auténtico caos... Como un quiste pero con ojos y pañales.
Los bebés, al contrario de la creencia popular, son seres malignos. Esto no es opinión, es información. Si viniera una persona a nuestra casa, sin haberla visto jamás, y se pusiera a dormir entre tu pareja y tú, si se cagara literalmente en todos los rincones habidos y por haber de tu hogar, si berreara como una energúmena cada vez que tuviera hambre y quisiera estar a todas horas encima de ti, incluso en verano con el calor... ¿No pensarías que esa persona es la reencarnación de Belcebú? ¿No pensarías, viéndole vomitar, que es como la niña del exorcista? ¡Claro que lo pensarías! Sin embargo con los bebés no pensamos eso, todo nos parece bonito y muy mono ¿por qué? Porque Dios, en su infinita torpeza, nos obliga, mediante hipnosis o algo así, a quererlos y embobarnos con ellos para no matarlos. Esto es así.
Todo empieza cuando llegas a casa después de tres días de hospital sentado en una silla... O pariendo, que por lo visto también es bastante doloroso. Crees que lo peor ya ha pasado pero te equivocas, como casi siempre. Tu casa se empieza a llenar de gente que, como pasaba en el portal de Belén, vienen a adorar al niño. Es verdad que traen regalos mejores y más prácticos que la mierda de la mirra o el incienso pero para la próxima vez os lanzo una idea revolucionaria: Donuts. Decía que la casa se te llena de gente, cosa preciosa, pero los bebés no suelen ser grandes anfitriones, con lo cual acaban los padres ejerciendo como tales aunque la ropita sea siempre para el niño.
Luego vienen los parentescos, que si ¿a quien se parece el niño?, que si tiene los ojos de tu abuela... La cosa va así, si tu familia dice que se parece a tu familia y la de tu mujer a la suya, ningún problema. Preocúpate cuando tu padre diga que se parece a tu suegra o cuando tu suegro diga que se parece a tu madre. Entonces es que el bebé es feo, porque, y alguien tenía que decirlo, hay bebés feos. Los hay guapos, pasables y feos. No pasa nada. Asumámoslo y comuniquémoslo a sus padres, que seguro que están deseando tener una visión objetiva acerca de la belleza de sus vástagos. En mi caso, y esto es cierto pese a que cueste creerlo, yo nací bastante más guapo que mi gemelo, que nació feo. La gente lo veía y lloraba. Todos sabían que era un monstruo pero nadie lo dijo, hasta que mi abuela, al vernos, decidió que su nombre y el de su marido (Jose+Ramona) iban a ir a parar al guapo, yo. Entonces mis padres se dieron cuenta. Era tarde, ya había caducado la garantía y no pudieron devolverlo. Por eso hay que ser sinceros con los padres.
Hay una cosa que no te explican cuando vas a tener un hijo y es que todos saben, o creen saber, más que tú. Si es tu primer hijo esto es una locura porque te hacen pensar que lo haces todo mal, si ya tienes otros supongo que ya te da igual cuando te dice tu madre "no le des el chupete que se acostumbra y después quitárselo es un problema", y cinco minutos más tarde tu suegra te suelta "dale el chupete que se tranquilizan mucho y se duerme". Tu tía del pueblo dice "no lo cojas en brazos que se acostumbran", la prima de tu mujer recela "pues yo estube 5 años con el niño en brazos y ahora ha acabado ingeniería". Los hombres que vienen, en cambio, te miran y sonríen sin decir nada verbalmente pese a que claramente te están diciendo "la que te espera". Tenéis que saber que el 79% de los hombres van obligados a ver a los bebés ajenos, no es que no nos importe... es que no hay necesidad ¡Si él bebé no se entera!
Después de 4 días rodeados de familiares que opinan, por fin os quedáis solos. Paz, sosiego, tranquilidad... y mocos. Los primeros mocos. Algún familiar le ha pegado el resfriado al bebé. Seguro que ha sido el hijo de tu cuñado, que te ha tenido manía toda su puta vida. Cuando eres padre primerizo y tu recién nacido tiene mocos es una mierda. Como los bebés son incapaces de hablar no paran de hacer ruiditos supermolestos y, si encima tienen mocos, parece que se ahoguen y se vayan a morir. Es como si un vegano come chopped y cree que se va a morir, pero en serio. Vas corriendo al hospital, la vida de tu primogénito pende de un hilo, notas como se le van las fuerzas... Viene la doctora, te dice que eso son solo mocos y que qué hartura de padres primerizos. Que la próxima vez que vaya y pida a gritos un médico, un milagro y un cura, que me asegure que se muere de verdad. Llegas a casa y ya no tiene mocos. Puta vida.
Un bebé se parece a un muñeco con forma de bebé de los que venden ahora, de esos que cierran bien los ojos y no dan miedo. La única forma de diferenciarlos es si alguien te dice, cuando te lo da, que tengas cuidado con la cabeza. Si hubiera una mínima posibilidad de que yo pensara que se le iba a caer la cabeza al cogerlo lo iba a hacer su put... Esto... Cualquiera de sus progenitores. No se les cae nunca, os digan lo que os digan, esto es así.
A mí me gustan los bebés, no os creáis. Como estoy blandito y calentito parece que les gusto y por ello me respetan. Es cuando empiezan a andar y/o hablar cuando dejo de parecerles útil y empiezan a detestarme. Es recíproco totalmente, porque a mí, no me gustan los niños... ¡Ya está! ¡ya lo he dicho! Hacen ruido, gritan, quieren jugar contigo, corren, tiran cosas, se empeñan en comer. Algún día se hará justicia con Herodes. Donde esté un buen bebé...

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