top of page
Buscar

Las donaciones de sangre y yo

  • JR Vera
  • 6 oct 2018
  • 6 Min. de lectura

Se ha quedado muy buen día para exigir a los gobiernos, o a quién competa, que se explique la mecánica cuántica con otro experimento que no sea el del gato de Schrödinger (el físico, no el baloncestista alemán). Sigo sin entender la teoría y ya he matado a 7 siameses. Hay que poner fin a esto. Por eso hoy he decidido hablar de una de las pocas cosas altruistas que hace la humanidad. Sí amiguitos, hoy voy a hablaros sobre DONAR SANGRE, acción generosa solo comparable a que alguien te traiga churros calentitos para desayunar o a que alguien te de una caja con los mil últimos bocados de sus helados de cucurucho. Qué leches... Lo de los helados es mucho más generoso, donde va a parar. Es sabido que el primer intento de transfusión sanguinea fue al Papa Inocencio VII en 1492. A algún becario se le ocurrió la maravillosa idea de meterle por la boca sangre de 3 niños. Murieron los 4. Mucho ha evolucionado la ciencia y muy poco los Papas y los curas desde entonces, ya que siguen gustándoles meterse cosas de niños en la boca, síntoma de que siguen muy enfermos. Hoy día, donar, ya no es tan peligroso y la verdad es que hacerlo puede salvar muchas vidas. Tengo carnet de donante de órganos, soy donante de médula y acostumbro a regar las esperanzas de la humanidad con mi oro rojo (0 -, reserva y crianza. Gran añada la del 77) cada poco tiempo, así que estoy en disposición de hablar de la donación en general, pero no lo haré. Me voy a centrar en donar sangre, pese a que tengo el higado virgen y de limpio que lo tengo se puede comer en él. Masiel, Ronaldinho, Soraya Saez de Santamaría y Sabina me han llegado a ofrecer mucho dinero por él. Mi primera experiencia fue en el 95 o 96... La de donar también. Transferí sangre en la universidad un día que estaba aburrido haciendo campana (sí, yo hacía pellas y me sentaba solo en algún pasillo a hacer mis equipos de la liga fantástica Marca. Y sí, a veces me aburría, aunque no os lo creais). Sé que os estaréis preguntando que qué puede llevar a una tierna criatura de 18-19 años a donar sangre. ¿Se apoderó de mí un sentimiento altruista? ¿Tenía algún familiar que la necesitase? No, nada de eso. Me percaté que daban bocadillos al acabar y para allí que me fui. Efectivamente, al acabar me dieron un bocata y un zumo. Quise volver a donar enseguida, quise hacer un círculo vicioso de intercambio de sangre por mortadela y pan para ver los límites del cuerpo humano, pero no me dejaron. Que era peligroso para la salud decían... ¿y pasar hambre, qué? ¿no es peligroso para la salud pasar hambre? ¿Qué clase de médico no sabe que un chaval joven tiene que comer para crecer? Fue indignante. En mi época adulta (de edad, que no de mentalidad) la cosa cambió. Mis motivaciones ya no se dejaban engañar por la gula. Ya era más consciente de la bonito que era donar, de lo necesario que es y de que era una forma fácil y barata de perder peso. Además, seguían dando comida. Ya no daban bocatas pero sí un paquetito de galletas. Supongo que todos vosotros habréis donado alguna vez en la vida, pero por si sois unos egoistas, aprensivos a la agujas o, directamente, os desmayáis, os explicaré cómo va esto: Lo primero que debéis saber es que para donar sangre debéis disponer de media hora (larga) y de sangre. Esto último parece una tontería pero ha habido casos de personas que han sido rechazadas por no tener, como Federer (lás máquinas no tienen líquidos rojos) o por tener horchata en su lugar, cómo André Gomes o Ante Tomic. Acto seguido te dan un tomo de Los Pilares de la Tierra para que rellenes los espacios y digas que no has estado en América en los últimos meses, que no te has tatuado ni drogado últimamente (si eres joven, futbolista o de MYHYV, ni te acerques) y que no estás embarazado. Aquí hacen la primera criba, a los que pesan menos de 50 kilos no les dejan donar (nadie puede pesar menos de ese peso y tener sangre y/o huesos), los mayores de 65 tampoco pueden donar porque básicamente no pueden estar tanto rato ahí dentro ya que tienen que ir a colarse a los supers o quedarse quietos delante de los pasos de cebra para que pares tu coche y después decirte que pases. No tienen tiempo para todo. Si estás resfriado, tienes bronquitis y/ o epilepsia tampoco dones... Ni si has tenido, ojo, multiples parejas sexuales últimanente, con lo que Julio Iglesias tampoco podría donar aunque tuviera menos de 65 y yo, en cambio, puedo siempre. Una vez has rellenado todos los papeles, una persona lo repasa, te toma la tensión y te hace un pinchacito en el dedo. No caigas en el error de pensar que ese pinchazo es la estracción propiamente dicha, no te pase lo que me pasó a m...un amigo...que después de eso pidió el bocadillo. Eso es solo para engañarte y para mierdas médicas, el pinchazo verdadero te lo hacen con una aguja del tamaño de una baqueta de batería. Entras en una sala con sillones y te pones cómodo. Quien inventó esos sillones es Dios, yo estoy buscando uno de esos para ver la tele en mi casa. El cuerpo te pide cerrar los ojos unos segundos (unos 5400 aprox) pero pronto descubrirás que no puedes porque te pinchan, cosa que jode mucho cuando duermes, y porque te obligarán a levantar el brazo en plan "heilHitler". ¿Has donado más veces?¿sueles marearte?¿qué brazo prefieres?... Un sinfín de preguntas imposibilitan tu siesta. Hecha la entrevista te clavan una banderilla y ves como te desangras por un tubo (por un tubo, literal... no que te desangres mucho). Si tienes suerte te encontrarán la vena a la primera, pero estamos hablando de mí, cuyo sumun de buena suerte es tener sangre que le vale a todo el mundo pero que casi nadie puede darme a mí, así que acabo con la flexura (el popliteo del codo) amoratada y agujereada cual yonky. Después de pincharte te abandonan, ese rato solo te sirve para pensar "ojalá me hubieran pinchado el brazo izquierdo para poder usar el móvil con la mano buena y no parecer tonto haciéndolo con la zurda. Ojalá fuera ambidiestro como mi mujer, que dibuja igual de mal con las dos manos", así que estás 10 minutos tumbado, sin poder dormir, sin una puta pantalla de móvil que echarme a los ojos y mirando al infinito... Es muy desconcertante. Una vez ordeñado vía vena te quitan la aguja y te hacen sentarte para ver si te mareas o no. Tienen mucha obsesión con eso, la verdad. Supongo que hay gente que cae redonda y el resto pagamos los platos retardando la hora del bocata. Te ponen un algodoncito con un esparadrapo y te piden que presiones unos minutos. Cuando se aseguran que no te desangras, ni te mareas, te dejan ir. No sin antes obligarte, por fin, a beber algo (algo sin alcohol, digo) y comer un piscolabis. Parecería que ya está, que aquí se acaba el proceso, pero no, aún queda lo peor. Hay que quitarte el esparadrapo. Si eres mujer o metrosexual lo llevarás mal, pero si eres peludo o tienes piel de princesa Disney, querrás morir. Alguno puede pensar que es buena idea esperar a la ducha para que se humedezca o incluso esperar unos días... Craso error, en ambos casos se te quedará, de la pega del esparadrapo, todo el roal marcado y tendrás un curioso moreno paleta de tirita que no se va con nada, esto es así. Esto es una mierda si eres modelo, comercial, alguien que vive de su imagen o si quieres tener

sexo. Conozco muchos casos de gente a las que donar sangre les ha arruinado la vida amorosa. Conclusión: en cuanto salgas por la puerta del sitio donde hayas donado, quítate el apósito aunque te duela. Y ahora, me voy a poner muy serio. Hay que donar sangre (y todo miembro susceptible de ser donado). A ti, salvo por la tirita, no te afecta, pero a otro puede salvarle la vida. Creo que compensa. Con estas cosas jamás haría broma.


 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


Entradas destacadas
Vuelve pronto
Una vez que se publiquen entradas, las verás aquí.
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

¡SÍGUEME! 

  • Facebook Classic
  • Twitter Classic

© 2016 Jose Ramón Vera

bottom of page