Los seres mitológicos y yo
- jramonvera
- 15 nov 2018
- 4 Min. de lectura
Buenos viernes. Hoy me he puesto mis mejores galas para hablaros de arquitectura. Hice un estudio hace mucho sobre la influencia de Calatrava en la obra de Gaudí, pero un listillo con estudios universitarios me ha demostrado, con datos, la imposibilidad de esa influencia y la ordinariez de denominar "mejores galas" a un chándal con lentejuelas. Así que abatido, cansado, ahostiado por la realidad y deseando no ser abstemio para tirarme a la bebida, he decidido hablar de otras cosas inventadas. Sí amiguitos, hoy voy a hablaros de los SERES MITOLÓGICOS. Seres que solo existen en la imaginación de unos pocos, como las hadas, los gigantes, los "valors" de can Barça o el señorío del Madrid. Por todos es sabido que Adán, para mantener a raya a sus dos hijos, les contaba historias sobre melenudos con poderes, palomas que embarazaban a mujeres o serpientes que hablaban. Los niños aprendieron a respetar y a hacer el bien gracias a esas historias, o al menos hasta que uno de los dos se convirtió en un psicópata fatricida, cosa que debería habernos abierto los ojos, pero no. Desde entonces todas las civilizaciones, religiones y sociedades han inventado seres con algún tipo de finalidad. Siempre hay una parte de la población (niños, locos, católicos, domadores de unicornios... ) que los creen reales, pero lo cierto es que son tan imaginarios como los billetes de 500 o el incidente de Ricky Martin con la nocilla y el perro. Lo fácil sería hablar aquí de sirenas, sátiros, gigantes, hipogrifos o concursantes de Gran Hermano con la ESO acabada, pero mi equipo de investigación y yo queremos ir más allá, mucho más allá... pasado Palencia. Queremos hablar de esos seres actuales que creemos reales pero que no lo son. Sí, exacto, parecen tan reales como los gordos simpáticos pero que son tan imaginarios como los gitanos con gafas. ¡Ojo! Hay una clase de personas que pese a que todo el mundo niega ser, existen. Hay pruebas documentadas de su existencia. Son, por poner 2 ejemplos, la persona que no recoge las cacas de su perro o el que huele mal en el tren. Me explico, si tu preguntas a cualquier persona te dirá que él recoge las mierdas de su perro y se quejará del olor corporal del resto del metro. Nadie dice "yo no recojo las cacas" o "soy yo el que huele mal", pero alguien debe ser porque hay pruebas empíricas de ello. No debemos caer en la trampa, no podemos confundir sinvergüenzas mentirosos con seres mitológicos. Tampoco hay que confundir los seres mitológicos con las leyendas urbanas. Son muy parecidas pero no son lo mismo. Os pondré un ejemplo para ayudaros a diferenciarlas. La famosa noche que pasó sobria Massiel en mayo del 84 es una leyenda urbana. Sin embargo la Massiel que cantaba y ganaba festivales es un ser mitológico que de tanto hablar de ella parece que existió de verdad. Para empezar, un ser mitológico podría ser la madre Disney. No existe. No hay ninguna madre en el universo azucarado del señor que creo, para hacernos sufrir, a Mickey Mouse. Disney era un puto tarado. Si las princesas Disney hubieran tenido madre, Cenicienta hubiera estado a las diez en casa, Blancanieves no se hubiera comido una manzana entre horas, Pocahontas no se hubiera enamorado del primer hombre uniformado que se le cruzó por el camino, la bella no sería zoofílica y la sirenita no se sentiría atraida por lo que tienen los bípedos entre las piernas (y por las propias piernas)... Esto es así. Otro día hablaré sobre los padres Disney, lo blanditos que son y lo poco que mandan en sus casas... pero ahora que ha salido el tema, podría hablar de otro ser mitológico, el papá de Marcos. Si hubiera existido, a lo mejor su mujer no se hubiera ido al quinto coño a buscarse la vida y es posible que su hijo de 8 años no hubiera cruzado solo toda Europa y el océano Atlántico para verla. Otro ser mitológico es la furgoneta blanca que rapta niños en las puertas de los colegios y que es conducida por rumanos. Cada año me llega un mensaje de que la han visto. Además adjunta cada vez la coletilla "Esta vez si es verdad, me lo ha dicho mi cuñado, que es Mosso". Si existe, que no, debe ser descendiente del tio que regalaba caramelos con droga en la puerta del colegio cuando yo era pequeño. También podríamos poner en la categoría de seres mitológicos al chino gordo o al chino que trabaja "solo" 40 horas a la semana, las personas que duermen con el brazo colgando de la cama sin preocuparle los monstruos de debajo o al adolescente racional. No existen. Igual alguno cree haberlos visto pero también hay gente que asegura haber visto al Yeti, a alienígenas o al bigfoot. Se necesitan pruebas antes de decir gilipolleces. Otro seres mitológicos son las personas a las que les gustó "La delgada linea roja", los cuñados que saben menos que nosotros, los dragones, el tipo que no leyó "Autocompasión de un tonto con suerte" o la gente a la que le gusta oír reguetón en el coche, a un volumen compatible con la vida y con las ventanas subidas. Pero si hay un ser mitológico por antonomasia, ese es Dios. Decenas de historias se han escrito sobre él, todas ellas fascinantes e inventadas. Nadie lo ha visto, ni siquiera el Papa, que asegura ser su representante en la tierra. Todas sus historias son más imposibles que las de las hadas madrinas o los minotauros. Que creó el mundo en 7 días dicen... ¡Si yo necesitas eso para montar un mueble de Ikea! Para ver lo fácil que es crear un ser mitológico, vamos a inventarnos uno y veréis cómo en unos años cobra vida en la conciencia colectiva. A ver... Podríamos empezar con el clásico mitad humano, mitad... ¡colibrí!. Seres apodiformes pertenecientes a la subfamilia de los troquilinos, pero con cabeza humana y piernas de futbolista, que revolotean, moviendo mucho las manos, alrededor de la mortadela con olivas y que se mueve rápidamente presumiendo de pico y lengua tubulares, ideal para lamer el fondo de las botellas. Podría llamarse Paco-librí. Ahora si alguno de vosotros dice en su muro que ha visto uno en, por ejemplo, Santa Coloma, tenemos ser mitológico para la eternidad.
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