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Los viajes en coche y yo

  • Foto del escritor: jramonvera
    jramonvera
  • 7 dic 2018
  • 6 Min. de lectura

Hoy hace un viernes estupendo para hablar sobre la divergencia multirracial de los marsupiales cavernarios de oriente medio, pero primero tendría que saber algo del tema o creer que tiene cierto sentido lo que acabo de decir, que creo que no. Así que hoy hablaré sobre aquello que no se han atrevido a contar los más grandes pensadores mundiales como Sergio Ramos, Messi, Rajoy, kiko Ribera o Trump. Sí amiguitos, hoy voy a hablar sobre LOS VIAJES EN COCHE, la forma de viajar que han elegido los que no pueden elegir otra forma de viajar. Como muchos de vosotros sabréis los primeros coches conocidos datan de la época de los Picapiedra, en el pleistoceno, dentro de la era cuaternaria. Evidentemente la cosa ha cambiado mucho, ya que ahora prima mucho más la parte eléctrica que la de rodar con los pies. Estaremos de acuerdo en afirmar que la invención del coche ha supuesto un cambio radical en la vida del hombre, ya que empequeñece las distancias, es un medio de transporte cómodo, relativamente barato, más seguro que el parapente, la moto o el submarino y le hace de picadero a los jóvenes sin casa propia. Quizás sea lo mejor que ha hecho el hombre desde que alguien decidió retirar del mercado aquella arma de destrucción masiva recubierta de papel de lija que algunos, hace 30 años, se empeñaron en llamar goma para boli. Mil cosas podrían decirse sobre el coche. De hecho, yo tengo un premio a la mejor tesina de la universidad Juan Carlos I, hablando sobre el Elvis ese que se ponía hace unos años en el coche para verlo bailar. Como decía antes de andarme por las ramas, podría hablar de muchas cosas sobre los viajes en coche pero mi equipo de investigación y yo hemos pensado que lo ideal sería hacerlo comparando los viajes en coche de hace 30 años y los de ahora. Si estabais deseando oirme hablar de respaldos de bolitas, hoy no estáis de suerte. ~Distribución humana: 1988: en épocas pretéritas una familia numerosa era numerosa de verdad. La pareja, cuatro hijos, la abuela, 2 tortugas, la vecina separada del tercero y el sobrino, para que tus 4 niños pudieran jugar con alguien... Y oye, cabían todos en seat 124. Con las manivelas de la ventanillas incrustadas en las caderas, un niño encima y el codo de la vecina en el bazo, pero se cabía. Incluso si no erais muchos, te podías estirar, poner los pies en alto o... ¡qué se yo!! Las posibilidades eran infinitas. A pesar de lo angustioso del viaje, aún había gente, tiquismiquis de familias poco numerosas, que montaban un pollo si dejabas a la abuela o al perro en la gasolinera... pero era cuestión de supervivencia. No podrían entenderlo. 2018: la pareja y 3 niños pequeños no caben en el coche, así que no se tiene más de 2 hijos. La silla de un bebé ocupa la mitad del asiento trasero. Tendrías que comprarte un coche de 7 plazas para viajar 5. Con esto se está perdiendo el contacto humano. ~Música: 1988: el dj era el padre y se escuchaba lo que él quería. Bordón 4 y Los Chunguitos era de lo mejor que podía pasarte. En el coche de mi padre solo se oía a Sabina, soy un privilegiado. A los 7 años escuchaba canciones sobre putas, psicópatas o drogas. Ahora si tienes hijos de 7 años escuchas los cantajuegos, con lo que las probabilidades de suicidio son altísimas. El radiocasette masticaba tus mejores cintas y para buscar una canción debías rebobinar o pasar para delante. Si eras rico, tu radio tenía autorreverse, que te hacía ahorrar 5 segundos de vida porque no tenías que darle al eject. 2018: lo mejor que te puede pasar es que cada hijo tenga su ipad o ipod con auriculares. Si no están conectados e insonorizados te toca escuchar su música o sus quejas por no ponerla. Has pasado de escuchar los casettes de Julio Iglesias de tu padre a oir el regueton de tus hijos. De Justo Molinero a los 40 principales. Solo has podido disfrutar de Chopin, Strauss y de lo mejor de Operación Triunfo, lo que te gustan a ti, unos pocos años. Tiene mucho mérito que, desesperado, no estrelles tu Ford fiesta con cámara trasera contra un cartel de Maluma. ~Seguridad: 1988: ¿Seguri... Qué? 2018: pones al niño atado a una silla 8 horas, inmóvil. Pones protectores para que tus hijos no se pillen los dedos con la puerta. Pones espejos extras dentro del coche para ver a los niños. Todos lleváis cinturón y varios airbags velan por vuestra seguridad. Tus frenos son abs, tu coche se para solo si te pasas la linea continua y pita si le vas a dar al de delante. Y yo me pregunto... ¿qué ha sido de la improvisación y de la aventura? ~Salud: 1988: la gente (hombres en su mayoría) bebía como los seres primarios que eran y después cogían el coche, importándoles una mierda las consecuencias. Para arreglarlo, y como buenos padres que eran, repartiendo todo lo suyo entre su familia, encadenaban un cigarro tras otro dentro del coche, cosa que los bebés, los asmáticos y las embarazadas agradecían mucho. 2018: como pongas el aire acondicionado más bajo de lo que tus hijos o tu pareja puedan soportar, eres hombre muerto, y morir, amigos míos, es una mierda para la salud. ~Distracción 1988: si tenías suerte, y se alineaban los astros, podías conseguir que alguien jugara contigo al "Veo, Veo" o a las "Palabras encadenadas". También podías estirarte a dormir. Sí, dormir y "Veo, Veo" eran tus mejores opciones para no morir de desidia y asco. Malos tiempos para los niños. Otra buena opción era preguntar cada 6 minutos a tu padre cuánto quedaba de camino y calcular cuánto tardaba en estallarle la cabeza. 2018: consolas, películas, móviles... Las opciones que te dan la ciencia y Dios para hacerte olvidar que estás atado al asiento, son miles... pese a que la mejor opción sigue siendo dormir. Lo mejor de todo es que puedes hacer un viaje de 10 horas sin interactuar con ningún familiar... ¡Como si estuvieras en casa! ~Comida 1988 y 2018: bocadillos, patatas y galletas. La gastronomía no ha evolucionado mucho en este aspecto. Creo que es el momento de hacer un Master Cheff Road trip celebrities premium, a ver si el sector mejora. Recordad que si no hay patatas y galletas en el asiento y/o el suelo, no cuenta como comida ni como viaje. La botella de agua congelada que lo moja todo por la condensación es también un clásico. ~Esas pequeñas cosas: 1988: reconoceréis un coche de 1988 por su peste a tabaco y por tener los ceniceros de las puertas tan llena de papelitos, colillas y chicles que no podían cerrarse bien. Jamás se vaciaban esos ceniceros. Solo había un tipo de ambientador, el del pino de toda la vida, con forma de pino y olor a detergente (durante años pensé que los pinos olían así). Los asientos de delante tenían marcas de antiguos vómitos de los niños. El "climatizador" solo disponía de dos posiciones: calor muerte y frio Walt Disney. El único cinturón de seguridad solo se lo ponían los cobardes y los radiocasettes se sacaban del frontal y los metías bajo el asiento cuando aparcabas, de esta forma te "asegurabas" de que no te lo robaran. Lo mejor es que hacías brazaco subiendo y bajando ventanillas. 2018: hoy los coches han sido diseñados para gente que no hemos hecho la mili. Un GPS para que no te pierdas, cambias de emisora o canción con un botoncito. Con otro interruptor bajamos los cristales y elegimos la temperatura, jugando a ser Dios... No se fuma en el coche y el mechero solo sirve de cargador, pero le seguimos llamando mechero porque somos gilipollas. Hay mil fragancias para lo preciosos ambientadores, desde coco silvestre a jazmín incandescente... Aunque para mí, que no tengo paladar olfativo, siguen oliendo todos al Tenn de fregar el suelo. Lo que no va a cambiar nunca son las peleas matrimoniales de cuando te pierdes y, que en la zona que hay entre el freno de manos y los asientos de delante, se han perdido más objetos que en el triangulo de las bermudas


 
 
 

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