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Los ciclistas y yo

  • Foto del escritor: jramonvera
    jramonvera
  • 26 ene 2019
  • 5 Min. de lectura

En plena cuesta de enero creo que es momento ideal para hablar de cosas preciosas y de purpurina... Y de hecho tengo una reflexión escrita sobre los unicornios, las barbies y las libretas de Mr. Wonderful, pero al ir a trabajar me ha pasado algo terrible. En la misma carretera por donde yo iba me he encontrado un ser que me ha violentado. Es por ello, por el cabreo que llevo, que hoy voy a hablar de aquellos kamikaces del raciocinio y la libertad... Sí amiguitos, hoy voy a hablar de los CICLISTAS (y la madre que los parió, añado), esos seres que querían ser runners y lo dejaron porque no molestaban lo suficiente. Los que peináis piel o canas seguro que en algún momento habéis leído la Biblia. Pues bien, hay un pasaje en ese libro que oculta cierta información, el éxodo de Moisé

s. Es cierto que escaparon de Egipto, que querían encontrar la tierra prometida, que abrieron el mar y toda esa mierda... hasta aquí todo bien. Lo que nadie dice es que ese trayecto se hubiera podido hacer en unos pocos meses, pero para su desgracia, encontraron en el camino unos ciclistas que lo ralentizaron todo, esto es así. ¿Qué le puede pasar a un ser humano por la cabeza para disfrutar molestando tanto? Mi equipo de investigación y yo hemos tratado de averiguarlo mediante estudios psicológicos y no hemos encontrado respuestas. Lo único que hemos averiguado es que estas personas tienen un bultito en el cerebro que los hace diferentes a las personas de bien. Un bultito que, por lo visto, ha sido encontrado en los cerebros de Jack el destripador, el doctor Mengele, Juan Camus y el director de "La delgada Linea roja". Un bultito que no se puede extirpar porque Satán lo protege. Distinguir a un ciclista es fácil. Son los bípedos que van sobre una bicicleta, al lado de otro bípedo en otra bicicleta, por en medio de la carretera. Llevan casco y gafas oscuras como si fueran Indurain, solo que no lo son, son más como Olano o Beloki. A simple vista parecen butifarras humanas de licra. Circulan sobretodo los dias festivos, esos días que tu quieres ir a un sitio para ser feliz, imposibilitándote serlo, pues cuando llegas, media hora más tarde de lo previsto, ya estás tan quemado y mosqueado que la felicidad se va con otro. Suelen ocupar las carreteras colindantes a los bosques. Parece que están haciendo deporte pero es mentira, que no os engañen sus vestimentas. No van con ropa ceñida para ser más aerodinámicos, van apretados porque comen como animales y engordan como los humanos que se supone que son. Su unico fin, además de molestar, es almorzar vino, "mongetes amb butifarra", panceta y morro. Salir con la bici es la excusa que usan para ponerse tibios a comer y beber sin que su descendencia o sus parejas les molesten. Ojo, que no parezca que yo tengo algo en contra de los ciclistas, para nada. En el altar que tengo en mi casa, tengo fotos de mi hija, de Alberto Herreros, de Iturriaga, de Frances McDormand y de Mágico González, pero la foto más grande es la de Perico "el mito" Delgado. Fijaos si me gusta el ciclismo. Lo que mi cerebro racional no acierta a averiguar es porqué alguien quiere que el resto de la humanidad vaya a su puto ritmo en un sitio donde se puede circular a un ritmo mayor. Lo que mi mente no puede descifrar es porqué pudiendo ir en fila, molestando menos, van de dos en dos y silvando la de verano azul... ¿porque así van hablando con su compañero? Pues tócate los cojones... El ciclismo es un deporte individual, si quieren hacer ejercicio y hablar a la vez que hagan baloncesto, petanca o que follen. Me gustaría a mí ver un ciclista andando sobre sus propias piernas, en un acera estrechísima y con dos adorables ancianitas delante caminando a un ritmo lamentable. Seguro que se lo llevan los diablos. No puede adelantarlas por la acera, pues no cabe. No puede bajar a la carretera porque le puede pillar un coche. Tiene que ir al ritmo de las adorables ancianitas hasta que estas se desvíen en una intersección o se metan en un super a joder en la cola. Pues esto es, amiguitos, el ciclismo por carretera. Este ciclismo, el que copa las curvas y las carreteras de media España, tiene un archienemigo a la hora de luchar a muerte por ver quienes son los más pesados y perturbadores del universo ¿los veganos? ¿los que están a dieta? ¿los padres primerizos?¿Los que tratamos de vender nuestros libros? No, mucho peor que todo eso... ¡Los ciclistas urbanos! Esos bípedos con una bicicleta entre las piernas que cuando quieren son peatones, cuando quieren son vehículos, cuando sopla el viento del sur van por la carretera, cuando pierde su equipo y es miércoles van por la acera y cuando baja el Ibex 35 y hay mercadillo en Bombay, deciden ir por el carril bici. No tienen reglas, no hay normas, son la anarquía. No se paran en los semáforos pero si cruzas delante de ellos en un paso de cebra se mosquean. Van por la acera normal y solo cuando ven que te pones a andar por el carril bici (porque no hay otro sitio) se ponen en él y empiezan a pitar indignados 400 metros antes. Ni que fueran ellos los dueños de la calle!!... Todo el mundo saben que los dueños son los que sacan a pasear a los perros. ¿Saben los ciclistas lo que molestan? ¿son conscientes? La respuesta es sí. Lo saben y se ríen a carcajada limpia cuando hablan de nosotros en sus reuniones de ciclistas. "Hoy Juan Pedro y yo hemos hecho un atasco de 3 km, jajajaja" dice uno mientras brinda con vino en el almuerzo. "Eso no es nada. Santiago y yo, montamos un cirio de 5 km. Se veía desde el espacio. Somos los mejores... Uhahahaha (carcajada de malvado)" dice otro mientras le dan la copa al mayor cabrón sobre dos ruedas de esta longitud-latitud... Parece claro que deben premiar esas actitudes, sino no entiendo ese empeño. Algún día alguien debería explicarme muy despacito el porqué de este "deporte". Mi teoría es que son el eje del mal, el trío de las azores en versión serpiente multicolor. Si comen como lo hago yo y van detrás de los tubos de escape de los coches parece claro que no es por salud ni para adelgazar, entonces está claro que lo hacen para ganarse una calderita de agua tibia en el infierno. Yo solo le pido a Dios una cosa, que mi hija, si quiere, me salga política, puta, animadora, periodista o monja, pero que no me salga ciclista. Y es que ya sabéis el dicho, más sabe el diablo por ciclista que por diablo.


 
 
 

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