Las cosas que me hacen felices y yo
- jramonvera
- 5 mar 2019
- 5 Min. de lectura
Se ha quedao' una mañana estupenda para hablaros de la gran olvidada de la ciencia: la gastronomía molecular. El caso es que el término que acuñaron el francés Hervé This y el húngaro Kurti no me ha gustado nunca, como supongo que os pasará también a vosotros. Yo siempre he preferido llamar a la gastronomía molecular "lentejas para listillos". Es más... que coño! Si una espuma, una emulsión o un gel de panceta no se pueden meter dentro de un bocadillo, ni es gastronomía ni es nada. Cierro debate. Así que pensándolo mejor voy a recoger el guante que me lanzó en su día David Priego para que dejase de hablar de cosas que no me gusten y hablara de algo que me apasione. Así que sí amiguitos, hoy voy a hablar de LOS MUNDOS DE YUPI, un lugar donde está tirado ser feliz porque está lleno de helado, café, canchas de básket y vigilantes de la playa. Si os da un ataque de diabetes debido al almibar azucarado de este post recordad que la culpa es de David. Desde su más tierna infancia, allá por 1980, la intención de un, por entonces imberbe, Jose Ramón, era ser feliz. Pero el mundo, la sociedad, Dios y el gobierno de los EEUU tenían otros planes para él. No les juzguéis, está claro que ellos acertaban poniendo playas, fiestas de esas de pasárselo bien y tofu. El equivocado era él. La de horas que se pasó oteando la lontananza con una lágrima colgando de la mejilla, solo, botando un balón de básquet, comiendo cañas de chocolate o en el cine viendo españoladas mientras los demás reían, bebían, bailaban o hacían cosas de esas que les gusta a todos los bípedos. Pero esta reflexión era para hablar de cosas que le gustan, así que no nos pongamos taciturnos. Mi equipo de investigación y yo hemos descubierto varias cosas que le alegran el corazón, unos pequeños brotes verdes donde solo parecía haber arena, hielo, putrefacción y melancolía, desmontando así la hipótesis de que se trata de un androide humanoide. Pasamos a enumerarlas: Sexo: decir que el sexo me gusta es tan poco original... Pero "asín es", me encanta. No tengo un helicóptero ni un cuarto lleno de látigos como el sr. Grey pero no puedo quejarme. Mi mujer accede a la cópula a pesar de mi orondo cuerpo y mi, seguramente, poca pericia. Soy un gentleman y no suelo entrar en detalles pero...lo cierto es que cierta vez... pues eso, que un día... Ya sabéis... Que en cierto momento de mi vida aguanté 1h y 45 minutos de gimnasia cardiovascular sexual seguida, cosa que elevó mi media a casi 3 minutos por acto. Sin duda soy un mito de lo erótico-festivo. También me autosatisfago de tanto en tanto fantaseando con tetas cubiertas de helado. A veces le quito las tetas a mis fantasías y dejo solo el helado. Bás

quet: Es el deporte rey. Creo que si Dios no jugará al fútbol en el barça practicaría baloncesto porque es el mejor deporte sobre la faz de la tierra, mejor incluso que el cúrling, la hípica o el aeróbic. Para mi desgracia soy demasiado bajito y malo para practicarlo dignamente. Una vez alguien me vio botar el balón y me metió la mano en la boca para sacarle la lengua y que no me la mordiera pese a que le decía (con su mano entre mis dientes) que aquello no era un ataque epiléptico, pero no me creyó. Lo malo es que los pocos que quieren hablar conmigo sobre el tema hablan de la NBA, que es otro deporte diferente, donde saltar mucho y tirar todo balón que te llegue es la prioridad. Comida: la más devastadora de todas las drogas, porque si la dejas te mueres. Generalmente, los que no se ven los pies, no suelen comer brócoli ni acelgas, pero en mi caso también me gustan, lo que da un toque de desconcierto a mis arterias, que no saben por donde le vienen las ondanadas de grasa y azúcares. Los carbohidratos, el colesterol y el aceite de palma son letales pero los cabrones se hacen de querer, eso es así. El chocolate, con o sin bollería de por medio, es a la gastronomía lo mismo que un triple de Curry al básquet o el sexo matutino al sexo: siempre entra. Cuando muera, que moriré, quiero que me entierren en un gran bote de leche condensada con virutas de chocolate... O en una mamotrética olla de lentejas. Cada vez que paso por una pastelería me santiguo. Para mí la religión es lo primero. Dormir: hay pocas cosas que se me den bien... ¿escribir? Ya quisiera yo ¿el tetris? Es posible, pero no ¿el interiorismo? Sí, el interiorismo sí, pero no me gusta hablar de eso. Lo que realmente se me da bien es dormir. Es meterme en una cama, un sofá, una silla, un sillón, un suelo, un banco, un autobús, una cámara frigorífica o un concierto de los Stones y caer redondo. Es magia. También hago magia con la decoración de interiores, es cierto, pero dormir me proporciona un placer que el feng shui no me da. Lo malo es que ronco... ronco mucho. Por suerte, cuando estaba en la cola para que Dios me bendijera con el don del sueño, mi mujer aguantaba como una jabata en la fila en la que repartían paciencia y tapones para los oídos, así que todos contentos. Cine: Me gusta el cine. Es muy posible que me falte criterio a la hora de juzgar películas porque Amanece que no es poco y Hossiers me parecen sublimes, en cambio El padrino o cualquiera de Hichcock creo que son despreciables. Lo mismo disfruto de una de Pajares o de los hermanos Cohen, que me emociono con una de Stallone o de Amy Addams. Lo mismo detesto una peli bélica, o de superhéroes, que la mayoría en las que salga Javier Bardem o Robert de Niro. Solo tengo clara dos cosas, que Paul Newman es el mejor y que la delgada linea roja es al cine lo mismo que yo a la gimnasia rítmica. Hay más cosas que le gustan, no os creáis, pero si os las dijera tendría que mataros después... No porque sea secreto o inconfesable, es que no quisiera que al verme me señalarais con el dedo, riendo, mientras decís "por ahí va Jose, al que le gusta las películas de Marisol, los anacardos, el olor de la ropa recién lavada con jabón de lavanda en las tardes de primavera en la Toscana y el catenaccio"... No quiero ser "ese tío", así que voy a parar aquí.
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