El día de la mujer y yo
- jramonvera
- 10 mar 2019
- 4 Min. de lectura
Buenos viernes reflexioners. Hoy, 8 marzo podría hablar de las secuelas psicológicas que puede dejar el carnaval en las psiques de los individuos, pero no quiero que parezca que soy un monstruo al que no le gusta ninguna fiesta, aunque lo sea. Por eso hoy me he decidido a hablar de inteligencia y coraje... No amiguitos, hoy no hablaré de John McKlein, hoy hablaré de LA MUJER, lo mejor que tiene la humanidad, mejor incluso que los pulgares oponibles o, válgame la redundancia, John McKlein. Más concretamente, hablaré del DÍA DE LA MUJER, la única marea violeta que debería existir en estas fechas, y no la de las procesiones nazarenas, que, asumámoslo, dan mucho miedo. Por todos es sabido que 5,08 es el logaritmo neperiano de 162, lo que no todo el mundo sabe es que 162 es el número de años que han pasado desde que en 1857 un grupo de trabajadoras textiles decidió salir a las calles de NY para protestar por las míseras condiciones laborales... Poco han cambiado desde entonces las míseras condiciones laborales... y el papel de la mujer. Aquellas trabajadoras no querían jornadas de 12 horas con sueldos miserables. Decían que eso ya lo tenían en casa, donde además podían descansar para amamantar a alguno de sus hijos. Total, que montaron una huelga, parecida a las que montamos aquí por poner más rayas rojas o menos en una tela amarilla, solo que por cosas importantes. La policía de NY consiguió que se fueran calentitas a la cama... Y no por nada sexual. En el 1908, otra vez 40.000 de las mejores mujeres rojas de la industria textil montaron una huelga. Al parecer las telas desprenden alguna cosa química que hace que quien las inhala quiera mejorar sus condiciones laborales. Pedían, ingenuas, la igualdad de derechos, reducción de jornada, derecho a unirse en sindicatos y el fin de la explotación infantil. Por si hubiera algún dirigente del PP (o Vox) que lea esto, se lo traduzco: querían tener la posibilidad de ser felices, con salud y todas esas mierdas. Al parecer, en una de las fábricas donde hubo paro laboral, mientras se hacían telas violetas, el empresario cerró puertas y ventanas. Si a eso le añades un cigarro mal apagado... Pues eso, que se conoce que la tela prende bien y muy rápido. Otras que se fueron calentitas, aunque no a la cama precisamente. Conclusión de hacer huelga hace un siglo: riesgo de muerte... Así que no vengan hablando de "cojones" por tirar un penalti a lo Panenka en un partido decisivo. Por supuesto, estas altas posibilidades de morir no han conseguido parar los zarandeos que las mujeres llevan dándole al mundo desde entonces. Por desgracia para conseguir una gota de luz o raciocionio social e igualitario deben exprimir el universo entero con todas sus fuerzas, y eso es muy cansado. No siempre hay fuerzas después de trabajar, tener la casa impoluta, cuidar de los niños, maridos y padres, estar receptiva a la cúpula cuando quiera el varón, hacer torrijas y limpiar los cristales. Cuando yo era un apuesto y tierno adolescente me gustaba dormir la siesta. El problema estribaba en que tenía una hermana hiperactiva de pocos años que me decía que una mierda para mí. Si quería dormir, debía dormirla a ella primero pero me costaba unos 47 minutos de media de mecerla en brazos para poder dormir 20 minutos. Mucho trabajo para tan poca recompensa... Pues bien, eso es lo que pasa con las reivindicaciones de la mujer, que solo si arman mucho follón, muchos años y muchas juntas, pueden conseguir avances. Ya no se conforman con ser ciudadanas de primera y votar sin el permiso del marido. Quieren más. Podría bastarles con que los políticos y políticas digan ciudadanos y ciudadanas, trabajadores y trabajadoras, madres y padres... Pero no, son ambiciosas. Saben que solo sin ellas se para el mundo y están dispuestas a pararlo. Y oye, que no piden precisamente que las tapas de los lavabos estén siempre bajadas, que lo que piden es que no las maten... Ni que las violen... Ni les peguen palizas por opinar. Lo que quieren es que las manadas de salvajes estén en prisión, que los centímetros de las faldas sea solo un número y no una invitación a nada y que la violencia de género genere debates en los congresos por cómo erradicarla y no por si se lo merecen o no. Quieren que los que toman decisiones lo hagan con el cerebro y no con los genitales. Todos sabemos que el hombre es más listo que la mujer, pero lo de que NO es NO nos está costando pillarlo. Supongo que cuando en Barrio Sésamo dieron la diferencia entre sí y no, los chicos estábamos poniendo lavadoras o cuidando de nuestros hermanos pequeños. También les gusta cobrar lo mismo que un tío por el mismo trabajo, esto es así. Las brujas feminazis es lo que tienen, que si hacen 18 San Jacobos en una hora quieren cobrar lo mismo que un hombre que haga 18 San Jacobos en el mismo periodo de tiempo. Es cierto que trabajar con un colgajo relleno de tetosterona da un plus de peligrosidad en el curro, y eso hay que pagarlo. Además las mujeres tienen la regla y se quedan embarazadas. Todos "sabemos" que con el periodo son casi unas inválidas que no pueden trabajar, y eso es una semana al mes... Por no hablar de los cambios de humor, que tanto puede afectar a una moto en una cadena de montaje. No pueden querer cobrar lo mismo. ¿Y lo del embarazo? ¿Pues no que se quedan embarazadas en la flor de la vida, justo cuando son más productivas? Malditas egoístas. Total, que hoy hay manifestación, que hay que ir, que hay que luchar. No solo las mujeres, también los hombres... Y no solo porque tengas una hija, una esposa o una inmigrante ilegal rumana cosiendo balones en tu desván. Hazlo porque es de sentido común, igual que entiendes que pongan rampas en los edificios para la gente en silla de ruedas siendo tú un bípedo. Esto es lo mismo. Lucha porque las batallas no se ganan solas. PD: El que tiene cromosomas sexuales XY, pero a pesar de ello es buena persona y gran dibujante, desmontando la teoría de que el hombre no puede hacer dos cosas a la vez, es Roger Wilson, autor del dibujo. PD2: Esta reflexión puede contener trazas de fantasía, pero muy pocas. Por desgracia muchas mujeres han sufrido daños en el transcurso de la investigación. Esto hay que pararlo.

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