Salir de marcha y yo

Hoy me prometí a mí mismo hablar sobre la importancia del herrete en la sociedad actual y como esos pequeños trocitos de plástico al final de los cordones han mejorado nuestras vidas, pero es un tema tan manido y socorrido que creo que voy a pasar de hablar de él, ya que no crea debate alguno. Así que mi equipo de investigación y yo hemos decidido arrojar la luz de la ciencia allí donde la penumbra y la desesperación han decidido instalarse de forma perenne. Sí amiguitos, hoy vamos a hablar sobre SALIR DE MARCHA, eso que los jóvenes creen que han de hacer para que la muerte y la decrepitud no les encuentren. Desde bien entrados en la humanidad, los primates, de noche, se metían palillos debajo de las uñas y llamaban a eso salir de fiesta. Poco ha cambiado desde entonces este concepto. Quizás, lo único, sería que ahora hay que poner cara de orgasmo para salir y morritos para las fotos de Instagram. Distinguir el salir de fiesta de una noche con gastroenteritis no es fácil pero hay formas de hacerlo. Hay que estar atentos a las pistas. Si tu cabeza da vueltas al son del "Despacito" de Luis Fonsi y no la musiquita de Gran Hermano es que estás "de marcha". Si la bebida anaranjada no es Vodka con naranja y sí acuarius, es que estás con cagarrinas. Si la que te aguanta la cabeza para vomitar es tu madre y no tu amigo del alma, al que quieres un montón, podría ser las dos cosas... Porque asumámoslo, los amigos de fiesta no hacen eso porque suelen estar igual o peor que tú. El salir de marcha empieza, como cuando vas a la playa con gente, dos horas más tarde de lo que se había acordado. Todos se ponen sus mejores galas. Hasta el calvo gordo deja aparcado su chándal y se pone (obligado y a desgana) tejanos, calcetines oscuros y zapatos. Todos sabemos que con deportivas y ropa cómoda no se puede bailar, en cambio, vestido de guapo sí. Algunos dirán que lo de ir bien vestido es por la imagen del local, pero si fuese por eso evitarían a los que vomitan en su puerta, los que se sientan en la acera a pensar porque no se quedó viendo en la tele "Murcia, que bonita eres" mientras se les pasa el mareo o los que mean entre los coches. Al llegar ponen música de jóvenes ( el chundachunda de toda la vida) y tú rezas, mientras te pides una Fanta, para que pronto pongan "La Mayonesa", "el venao" o "el follow the lider, lider, follow the lider... Sígueme, sígueme". Tranquilo, no sufras, las pondrán. Alguno de tus amigos, los que conduzcan, se pedirán una copa, se la beberán de golpe, y a los 4 minutos y 13 segundos se pedirán otra. Esto es para encebollarse pronto y estar fresco como una rosa a la hora de irse. La opción de no beber, como el abstemio calvo y gordo ni la contemplan porque si no bebes no eres joven, esto es así. Es importante pedir algo nada más llegar si el garito aún está medio vacío, si te esperas a que esté lleno o a la hora feliz te pasarás la noche viendo como los camareros pasan de ti. Importante: la hora feliz no es la hora de irse, sino la hora en que pagas una bebida y te ponen dos (abstenerse tiquismiquis con paladares excelsos a la hora de degustar brandy o Jerez). Ponen, por supuesto, el "Despacito", "Yo quiero bailar toda la noche" y alguna de Jennifer López. Temazos todos. Cantas, bailas, vas al lavabo, ponen "el venao" otra vez, bailas, cantas y vas al lavabo en un bucle sin fin. Lo de ir a mear es una mierda. Como el servicio de señoritas está a petar, algunas se meten en el de caballeros, haciendo posible una cola donde no la debería haber. En las tazas, propiamente dichas, se vomita o se hace cosas de jóvenes (sexo, rayas o hablar sobre los cerezos en flor) con la intimidad que dan las puertas. Los urinarios, por consiguiente, están a petar porque se juntan los que beben mucho y necesitan mear y los que van a mear para hacer tiempo a ver si el reloj avanza. No sé si alguno de vosotros le pasa lo que a mi amigo gordo y calvo, que tiene la vejiga tímida. Esto es que no puedes mear si hay gente mirando, esperando o hablando de los cerezos en flor cerca tuyo. Pues bien, mi amigo hace la cola reglamentaria y cuando le toca mear no mea porque no puede por la cantidad indecente de personas que hay en el lavabo, entonces, hace como que mea (con todos sus gestitos) y se pone, meándose, a la cola otra vez, rezando para que no haya tanta gente la próxima vez o para que en los lavabos con puerta no haya nadie intercambiando fluidos con otro bípedo o arrojando fluidos al baño. Eso en el de los tíos, en el de las chicas no sé que debe pasar pero los gobiernos deberían investigar, solo Dios sabe que puede pasar ahí. El triángulo de las Bermudas es una chiquillada en comparación con el lavabo de mujeres. Al final, y casi por supervivencia, decides pasarlo bien y te dejas llevar por la música de mierda, pero cuando llevas 3 horas estás hasta los cojones de bailar, tienes sueño y solo quieres irte a tu casa a llorar y dormir. Te gustaría poder aguantar hasta la hora de los churros pero tus pies te dicen que ni de coña. A todos les pasa lo mismo pero los que han bebido no lo saben todavía. Empiezan algunos amigos a irse. Tú los miras taciturnos y con envidia en la mirada. Pones los ojos del gato de Schrek para ver si das pena al resto, con los que te has comprometido a llevarles a casa, dada tu condición de abstemio y de un pelín imbécil, pero no cuela. Pringas hasta el último "Despacito". Solo cuando por fin cierran la disco ya podéis iros. No os han hecho recoger ni fregar de milagro. Al final sí has llegado a la hora de los churros, solo que nadie quiere comerlos contigo porque si mezclan JB con chocolate podría sen

tarles mal (nunca hay que mezclar bebidas) o porque...¡ojo!... Están cansados, les duelen los pies y quieren irse a su casa. Llevas a todos a las faldas de sus camas, te vas a desayunar mientras lees el Marca, te vas a dormir y... ¡Te has desvelado! Tu cerebro dice que se va a dormir Rita la cantaora. Puta vida. Una hora mirando ojiplático al techo y parece que el sueño vuelve a ti... cuando a tu madre le da por pasar el aspirador mientras escucha el "Despacito" a todo volumen.